domingo, marzo 12, 2006

Un, dos, tres, Flex

La misma pregunta que me hago desde hace tiempo es: ¿qué me ha hecho ser viajero/viajante? han sido un cúmulo de muchas cosas, algunas experiencias, sensaciones y factores juntos. Siempre pienso que las cosas no surgen así como así, todo siempre tiene un origen y una finalidad. En mi caso quizás sea una mezcla del ansia de superación que he visto siempre en mi padre y la constancia y seguridad que siempre me ha dado mi madre.

Desde la universidad, cuando "estudiaba" administración y dirección de empresas me di cuenta que ese no era mi sitio. Me gusta mucho dirigir y organizar pero no soy de números y menos de tirarme horas delante de un ordenador metiendo datos. Motivos que no vienen a cuento me obligaron a viajar en 1999 a Alemania donde, ya después de algo de experiencia viajera, experimente la gozada de viajar, y fue el camino sin retorno. Ahí mi vida tuvo su punto de inflexión, cambie radicalmente mi manera de pensar y actuar, comenzaba una nueva etapa. A la vuelta decidí cambiar de carrera, me pasé a turismo y me puse una meta, viajar, viajar y viajar. Esa carrera me abrió las puertas a estudiar en el extranjero el tercer año en uno de los sitios mas bellos que tiene éste planeta, Escocia.

Mi etapa en Escocia fue increíble, allí pude ver puntos de vista que ni imaginaba que existiesen y comencé a engendrar admiración hacia lo que tuve anteriormente. Conocí a gente impresionante y me dí cuenta que no era el ombligo del mundo. Tuve la oportunidad de ver que el ser humano es bueno por naturaleza. Ese salto y cambio de mentalidad me abrió puertas que no sabía ni que existiesen, entre a trabajos por la puerta grande, viajaba por Alemania, Francia, Dinamarca, Suecia, Irlanda, Marruecos, Suiza... pero quedaba algo... vivir en Estados Unidos. Eso era una espina que tenía clavada desde hace tiempo.

Desde que visité Nueva York en 1998 me enamoré de esa ciudad, el único sitio donde puedes soñar despierto. Sus gentes, ese mar de edificios y cristales, la decadencia humana que hay por sus calles, todo lo contrario al concepto de calidad de vida que tenemos en nuestros valores como standard, simplemente todo en su conjunto me enganchó. Nueva York, como yo siempre digo a los que llegan a la ciudad, o la amas o la odias.

Despues de pasar por algunas ciudades norteamericanas vivo en Nueva York, mi sueño se ha hecho realidad. Esta es la ciudad donde tengo mi hueco, vivo entre mareas humanas de la línea E y aire contaminado mezclado con dioxido de carbono de los yellow cabs, pero por suerte esa mezcla para mi ha generado oxigeno, oxigeno para seguir soñando y seguir viajando.

1 Comments:

At martes, marzo 14, 2006 10:40:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ójala yo pudiera echarle los huevos que le has echado tú al arriesgar tanto. Ánimo y suerte.

 

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